por Juan Bornaechea

Desde bien niño recuerdo de siempre raquetas por casa. Mi padre construyó un frontón (habitual en su zona de procedencia) aprovechando el importante desnivel con las parcelas vecinas y sería éste utilizado para todo tipo de disciplinas, pala, frontenis y también tenis, aunque no tuviese las reglamentarias medidas.

Corrían finales de los 80 cuando apareció por casa una curiosa raqueta con una extraña terminación en la empuñadura con forma de cola de pez. Rescatada por mi hermana pequeña en un antiguo pazo gallego, la raqueta estaba entre un montón de leña y otros objetos de madera presta a alimentar la caldera del viejo edificio reconvertido en albergue estudiantil. Trotó un tiempo por casa hasta que acabó colgada en la pared de mi dormitorio juvenil junto a una Pro Borg de mi cuñado y una Spalding Pancho Gonzales. Mis numerosos hermanos y yo mismo heredamos el gusto que mis padres compartían por las antigüedades, así que mi colección creció con sus aportaciones, sus amigos y demás conocidos. Cabe destacar entre todos a mi hermana mayor, Ana, que residiendo en San Sebastián y buena conocedora de mercadillos y brocantes del sur de Francia incrementó mi colección en cantidad y calidad.

Esa primera etapa de coleccionismo desinteresado condujo bastantes años después, en una etapa más madura de mi vida, a otra etapa de búsqueda más intencionada. Adquirir el libro de Jeane Cherry descubrió en mi colección algunas joyas que me animaban a seguir. La imposibilidad de comprar “The book of the Rackets”, Biblia de los coleccionistas derivó en un incipiente rastreo en internet descubriendo una Web que me dejó los ojos como platos. Raqueta.net pasó a ser compañera en este viaje de coleccionismo. Su contenido aportaba grandes dosis de información, elegancia extrema y una belleza de imágenes que me dejó prendado. No me atrevo a decir una cifra de las innumerables veces que visité la web. Imagínense el honor de que esta web, que ha sido inspiración fundamental para mi colección, me ceda un hueco ahora entre las suyas… mi gratitud a Emili y Jaume por compartir sus colecciones y especialmente a este último que pacientemente respondió cada una de las numerosas consultas que le planteé. 

Noto cierto peso de responsabilidad de “aportar” algo interesante en este completo escaparate del coleccionismo de la raqueta que es Raqueta.net